Los hilos

Acabados y Características
Los hilos son fundamentales en la industria textil y pueden recibir distintos tratamientos según su finalidad. Estos procesos mejoran su resistencia, apariencia y funcionalidad, permitiendo que se adapten a diversas aplicaciones en la confección y otros usos textiles.
A continuación, se describen algunos de los acabados más comunes que se aplican a los hilos:
- Retorcido: Consiste en unir varios hilos en uno solo mediante torsión. Este proceso aumenta su resistencia y durabilidad, haciéndolos más adecuados para tejidos que requieren mayor firmeza.
- Chamuscado:Se somete el hilo a un tratamiento térmico para eliminar la vellosidad superficial. Este proceso es especialmente útil en hilos de algodón y suele ser una fase previa al mercerizado.
- Mercerizado:Se trata de un procedimiento químico en el que el hilo es expuesto a una solución de sosa cáustica. Como resultado, el hilo adquiere un brillo característico, mejora su capacidad de absorción de agua y se vuelve más resistente.
- Tintura:Se aplica color al hilo mediante distintos procesos de teñido, logrando una amplia variedad de tonos y acabados según las necesidades del producto final.
¿Sabías que…?
La torsión es un factor clave en las propiedades del hilo. Se mide por la cantidad de vueltas que se le da por metro, y su nivel influye en las características del material. Un hilo con mayor torsión tiende a ser más áspero, compacto y resistente, mientras que uno con menor torsión es más suave y voluminoso.
Estos tratamientos permiten que los hilos sean utilizados en diferentes aplicaciones, desde textiles de uso cotidiano hasta tejidos técnicos especializados, asegurando calidad y durabilidad en cada producto.
Los tejidos
Podemos clasificar los tejidos de la siguiente manera:
Tejidos de Calada

Estos tejidos se obtienen entrelazando dos grupos de hilos:
- Urdimbre: Hilos dispuestos en sentido longitudinal.
- Trama:Hilos que se entrecruzan en sentido horizontal.
La forma en que se entrelazan estos hilos se conoce como ligamento, que determina la apariencia, textura y resistencia del tejido.
Tipos de ligamentos fundamentales:
Tafetán (o plana)
Es el más simple, con una estructura 1-1, lo que significa que cada hilo de trama pasa alternativamente por encima y por debajo de cada hilo de urdimbre. Este tejido es reversible, ya que luce igual por ambas caras.

Sarga
Su estructura más común es 2-1 o 3-1, lo que implica que dos o tres hilos de trama pasan sobre la urdimbre antes de alternar. Se caracteriza por sus líneas diagonales en la superficie.

Raso
Para ser considerado un tejido de raso, debe cumplir dos condiciones:
- 1
La cantidad de hilos de urdimbre y trama no puede ser igual.
- 2
Los hilos de urdimbre y trama pueden ser cualquier número excepto la unidad.
Ejemplos de estructuras de raso incluyen:
Uno de los ligamentos derivados más utilizados es la SARGA BATAVIA, una variante de la sarga con un patrón de entrelazado más complejo.

Tejidos de Punto

Se forman a partir de hilos entrelazados en forma de malla, lo que les confiere gran elasticidad y flexibilidad. Son ampliamente utilizados en prendas de vestir debido a su capacidad de adaptarse al cuerpo.
Tejidos No Tejidos

Se fabrican mediante la unión de fibras dispuestas en capas o napas, sin necesidad de hilos entrelazados. Se utilizan en productos como fieltros, filtros industriales y textiles médicos.
En conclusión, la estructura del tejido influye directamente en sus propiedades y usos. Desde los tejidos de calada con sus diversas configuraciones, hasta los tejidos de punto y los no tejidos, cada uno tiene aplicaciones específicas dentro de la industria textil.
Procesos de Ennoblecimiento:
Para mejorar la estética, resistencia y funcionalidad de un tejido, es necesario someterlo a una serie de tratamientos específicos. Estos procesos varían en función de las fibras que componen el tejido y se dividen en varias etapas, que van desde la preparación hasta los acabados finales.
Operaciones de Preparación
Antes de aplicar tintes, estampados o acabados, es imprescindible eliminar las impurezas naturales y añadidas en las fibras. Estas impurezas pueden clasificarse en dos tipos:
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Impurezas naturales: Son inherentes a la fibra, como las ceras en la lana o las gomas en las fibras vegetales.
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Impurezas añadidas: Se incorporan durante el proceso de hilatura, como aceites o adhesivos.
Dependiendo del tipo de fibra, se aplican diferentes técnicas de limpieza y acondicionamiento:
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Chamuscado: Consiste en eliminar las fibras superficiales que sobresalen del tejido acercándolo a una llama, evitando la formación de pelusas.
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Desencolado: Se eliminan las sustancias añadidas durante la fabricación del hilo o tejido.
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Descrudado: Se retiran impurezas insolubles en agua mediante agentes químicos.
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Mercerizado: Proceso aplicado al algodón para aumentar su brillo, capacidad de absorción y resistencia, facilitando su tintado.
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Lavado de fibras animales: En el caso de la lana y la seda, es necesario eliminar grasas y ceras con detergentes específicos antes de su procesamiento.
Para obtener colores claros o blancos en tejidos de fibras naturales, se realiza un blanqueo, que puede ser óptico o natural. El blanqueo óptico resalta el blanco bajo luz ultravioleta, mientras que el natural no lo hace.
Tintura Textil
La tintura es un proceso clave en la industria textil, permitiendo dar color a las fibras, hilos, tejidos o prendas terminadas. Se utilizan dos métodos principales:
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Por agotamiento: El material textil se sumerge en una solución con tinte hasta que lo absorbe completamente.
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Por impregnación: Se aplica el colorante al tejido y luego se pasa por cilindros para eliminar el exceso de tinte antes del lavado final.
Varios factores afectan el éxito de la tintura, como el pH, la temperatura, el tiempo de exposición y la velocidad del proceso. Algunos defectos comunes incluyen falta de uniformidad, manchas o puntos más claros en el tejido.

Estampación Textil
Si se desea aplicar diseños o patrones en zonas específicas del tejido en lugar de teñirlo completamente, se recurre a la estampación. El proceso consta de varias etapas:
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Preparación del tejido (blanqueo, mercerizado, desengrasado, etc.).
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Elaboración de la pasta de color.
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Aplicación del color sobre el tejido mediante una máquina o proceso manual.
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Fijación del color mediante calor, vaporización u otros métodos.
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Lavado y tratamientos finales.
Para lograr un estampado preciso, es esencial que la pasta tenga la viscosidad adecuada; de lo contrario, el diseño puede desdibujarse o filtrarse en el tejido.
Los principales métodos de estampación incluyen:
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Estampación directa: Se aplica la pasta de color directamente sobre el tejido.
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Estampación por corrosión: Se utilizan colorantes corrosibles para crear patrones sobre fondos oscuros.
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Estampación por reserva: Se aplica una pasta protectora en ciertas áreas del tejido antes del tintado, evitando que absorban el color.
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Estampación por sublimación (transfer): El diseño se imprime primero en papel y luego se transfiere al tejido mediante calor.
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Estampación digital: Se emplean impresoras de alta precisión para aplicar el diseño directamente sobre el tejido.
Gracias a estas técnicas, se pueden lograr efectos como flocados, acabados hinchables, laminados o incluso aplicaciones de purpurina.
Acabados y Aprestos
Una vez que el tejido ha sido lavado, blanqueado, teñido o estampado, se le pueden aplicar tratamientos finales para mejorar su apariencia y rendimiento.
Acabados mecánicos
Estos tratamientos implican el uso de calor, presión o tensión para modificar las características del tejido. Algunos ejemplos son:
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Calandrado: Se aplica presión, temperatura y humedad para aumentar el brillo o mejorar el planchado.
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Gofrado: Se graba un diseño en la superficie del tejido mediante cilindros en relieve.
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Esmerilado: Se lija la superficie del tejido para darle un tacto similar a la piel de melocotón.
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Perchado: Se levantan las fibras del tejido para aumentar su vellosidad y suavidad.
Acabados químicos (Aprestos)
Estos tratamientos implican la aplicación de productos químicos para conferir propiedades especiales al tejido. Algunos de los más utilizados incluyen:
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Aprestos hidrófugos: Rechazan el agua y la humedad.
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Aprestos antibacterianos y fungicidas: Previenen el crecimiento de microorganismos en los tejidos.
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Aprestos ignífugos: Hacen que el tejido sea resistente al fuego.
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Aprestos ultravioletas: Protegen contra la radiación solar.
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Aprestos antiestáticos: Reducen la acumulación de electricidad estática.